Esta podría ser la enésima vez que me planteo seriamente crear un espacio para escribir lo que se me antoje sobre lo que me de la gana. Al final la pereza gana el pulso y es más largo el tiempo que paso buscando un diseño de fondo que escribiendo dos entradas seguidas. Y aún invirtiendo semanas no encuentro nada que me satisfaga del todo (ni siquiera la pantonera llega a convencerme, pero a falta de pan...). No sé por dónde saldrá el invento; registrándome de nuevo respondo únicamente a los comentarios de un@s amig@s sobre la posibilidad de plasmar algunas de las chorradas que me pasan o de canalizar mis brotes de irascibilidad.
A pesar de todo, conozco pocos blogs interesantes. Mejor dicho: me parece poco interesante que todo el mundo crea que tiene algo interesante que decir; esto del igualitarismo cibernético es una pollada como un camión de grande. El mundo paralelo de los blogueros es tan extenso como flojo, porque si quieres leer algo medio en condiciones tienes que patearte veinte webs y para conseguir un texto que consiga aportar un mínimo de información últil a tu enriquecimiento inteletual, cincuenta.
Las nuevas tecnologías posibilitan que todos escribamos, que todos hagamos fotografías, que todos podamos maquetar y diseñar algo. Y no por ello, afortunadamente para muchos (dentro de los cuales me incluyo), somos escritores, fotógrafos y diseñadores. Aunque una gran parte de la población se autodenomine artistaz@. Me río yo de los artistaz@s.
Abro esto para mí y l@s mí@s, puede durar lo que me duran las palomitas en el cine (los trailers) y no soy ni escritora, ni diseñadora, ni fotógrafa.
Soy una más, grumitos incluídos.